sábado, 14 de mayo de 2011

Palabras menos

Un ambiente de tranquilidad se respira en el lugar; se puede decir que una vez adentro uno está a salvo del reguerón asesino, de la cumbia estridente  rompiendo el tímpano y otras basuras sonoras que  molestan no sólo al sistema auditivo sino al proceso de la digestión.
Los mozos pasan silenciosos, no hay un solo murmullo en el lugar. Se acerca uno de ellos y me pasa una carta con las especialidades de la casa. No me extrañó que no me hablara porque al decir verdad, prefiero que la gente no me salude. No hay cosa en el mundo que deteste más que tener que pasar por ese protocolo.
Fue el primer lugar que encontré en San Lorenzo para tomar algo y pensar  un poco, tomarme una coca con otro sorbo de respiro en ese  caluroso jueves de abril en que nada me había salido bien. No había reparado en el cartel –siempre fui despistado- que decía sord@s café. Sin quererlo estaba entrando en el primer bar, café o como quieran llamarlo, para sordomudos, atendido por sordomudos y pensado para que ellos puedan juntarse en un lugar y estar en un ambiente en donde puedan compartir sin que nadie los mire como bicho raro.
En ese momento el único bicho raro era yo, acostumbrado al ruido de la ciudad, a hablar tantas veces (la mayoría de las veces) al pedo, gastando demás las palabras. En ese momento la circunstancia me obligó y no tenía con quién desperdiciar vocablo alguno. En ese momento era testigo de otro tipo de comunicación. Todos los que trabajan en el lugar se manejan con un código que en mi mundo hace tiempo se perdió: el respeto. Viéndolos trabajar me quedé impresionado. No existe la famosa voz cantante, no está el versero chanta que quiera dominar a los demás a través del parloteo sin contenido. Allí no hay un  jefe déspota que cree que puede encontrar la autoridad en el grito y en el maltrato.
Lo que por mi ignorancia siempre consideré una incapacidad, veo que a estos muchachos les sirvió como un puente a la tolerancia. Da placer verlos trabajar en equipo y ganas de volver a tomar algo para darme cuenta que de haberme callado la boca, es posible que no haya estado solo, tomando café en este bar.


viernes, 13 de mayo de 2011

¡Fuerza Natural!

Se está por cumplir un año de aquel accidente cerebro vascular que sufrió Gustavo Cerati en Caracas, habiendo hecho el cierre de una gira impresionante en que estaba tocando como nunca, presentando un disco que suena increíble: Fuerza natural.
"La noche te oculta la voz" dice el Flaco en este tema, parece hasta un presagio. Pero la voz de Cerati sigue sonando poderosa...
Gracias a la reina madre música podemos seguir disfrutando de estos dos monstruos. ¡Disfrutenlo!