domingo, 26 de agosto de 2012

El Paraguay en 7 Cajas


                                                                     

El sol está muy, pero muy alto, como el dólar” ¡Por Dios!” es la frase subtitulada que vi y supe que algo interesante estaba por venir.
Sinceramente, de cine no entiendo ni un pito pero sí conozco (y mucho) de las necesidades, las dificultades y las alegrías que pasa la gente con la cual me siento identificado porque también soy parte de ellos.
Por eso, más allá de ser una obra de arte, “7 Cajas” es una radiografía de gran parte de la sociedad paraguaya y hace que te identifiques, te sientas parte y la sientas tuya.
Quién sufrió alguna vez la impotencia de ver a un inocente dependiendo de la insulina; padeciendo esa enfermedad que en Paraguay solamente los ricos pueden tratar, va a entender en su real dimensión el profundo mensaje social que tiene esta película.
En el mercado 4 lo que importa es la mercadería: todo y todos tienen precio.
El pobre así como el rico no tienen problemas en matar por dinero. Ahí me encantó la visión del guionista que no tuvo una mirada “cheta” que apunta el dedo sobre la pobreza y la injusticia del mercado sino que mostró la realidad: El rico que quiere más y más conviviendo con el pobre que quiere sobrevivir.
Creo que hasta ahora es la mejor descripción que se hizo de Paraguay. El país en donde los “Vivos viven de los sonsos”
Por lo menos eso fue lo que vi cuando fui a buscar a Tano, el carretillero que inspiró a Juanca Maneglia para hacer el guión. Tano usa una “musculosa” y un short parecidos a los de Victor. Todas sus compañeras mercaderas lo quieren y también tiene una novia que se llama Liz.
Fue inevitable volver a la sala de cine para ver (por segunda vez) la peli. No fue tarea fácil; conseguí boleto para las 12:30 ¡de la noche! ¡Con sala llena!
Ya me fue familiar el pasillo de venta de frutas, de medias, corpiños, championes entre otras cosas. En ese rincón del mercado, la mayoría se siente una celebridad y se adjudican el mérito de haber ayudado a los realizadores a hacer las tomas. “Yo aparecí en la película... ¿No me viste?” decía Ña Peti, una de las vendedoras que ya fue al cine a verse a sí misma.
Creo que ese fue el gusto que nos dimos todos los paraguayos: de vernos a nosotros mismos en una sala de cine. Aplaudir nuestros chistes, reír de lo sonso y lo vivo que podemos llegar a ser al mismo tiempo.
Hasta los directores se animaron al gustito de aparecer en pantalla: Tana Schémbori aparece en la solapa del Comisario y luego como doctora. Y Juanca fue más figuretti todavía y dos veces luego sale frente a cámaras como policía. ¡Con razón en una época usaba recorte cadete! (Él, vestido de caqui alza al travesti en la patrullera y es uno de los que lleva el cajón del poli fallecido)
¿Qué llevan las 7 cajas? Creo que mucho más de lo que podemos llegar a dimensionar ahora.
Gracias a esta película somos conocidos, ya somos estrellas de cine, ya besamos a Fio Migliore, por lo menos eso lo dicen las más de 80 mil personas que ya la vieron y todas al salir de la sala, sintieron que ellos mismos eran “Victor”.