jueves, 1 de noviembre de 2012

Lujo en el infierno



El split bien custodiado en el panteón de Blas Niño Riquelme. Está con candado, no sea que un "vivo" se lo robe. (Foto: Osvaldo Escobar)
                                                                 
Es la primera vez que comparto con ustedes un artículo que hice para Crónica (www.cronica.com.py) 
   
Con lo que cuesta el panteón donde descansa el cuerpo del General Andrés Rodríguez, muchos nenes de la alta sociedad se evitarían el trabajo de pedir limosnas y luego construir casas para pobres en la campaña: “Un techo para mi país” ya que con la mitad del material que tiene el mausoleo al estilo gótico, se podrían construir miles de casas para los indigentes.
El minicastillo, además de un sótano, tiene una minicapilla y está revestido de mármol y según lo que nos comentó Miguel Sánchez, uno de los cuidadores más antiguos del cementerio de La Recoleta, este panteón es uno de los que cuentan con aire acondicionado funcionando las 24 horas. “Tiene aire acondicionado funcionando las 24 horas chera’a pero nosotros no cuidamos ese panteón, hay personas contratadas especialmente para atender el lugar. Nadie puede entrar ahí” explicó don Miguel que desde hace 30 años labura cuidando el patio y limpiando las veredas del campo santo.
Calor. El don también nos reveló que el finado ex presi no es el único que no tiene ganas de sufrir el calorazo de Asunción después de muerto, sino que también hay otro poderoso empresario y político que le siguió el ejemplo. “Pe político ramoite omanóvaekue oreko avei la aire” (El político que murió hace poco también tiene aire) explico el karai refiriéndose al panteón de don Blas N. Riquelme, el más reciente inquilino permanente en La Recoleta.
Don Miguel, al igual que sus compañeros tampoco se explica del por qué llegan a poner hasta un split voi en los panteones, pero soltó una frase por demás sabia: “La ricokuéra ko omanorire lo mismonte ipiro’yse” (Los ricos después de muerto igual nomás quieren refrescarse) soltando una carcajada con la que festejó el comentario que hizo, que también fue acompañado por la risa de sus compañeros de trabajo, que descansaban a un costado, bajo un árbol, justamente para resguardarse del intenso sol, en plena siesta asuncena.
Esta es la fachada del mausoleo del General Rodríguez. Lujo y no macana. (Foto: Osvaldo Escobar)                                                                        


viernes, 7 de septiembre de 2012

El gran salto del artista paraguayo


Foto de Roberto Ovando (Crónica)



En estos tiempos de euforia de cine y arte nacional en general, lo mejor es poder ver brillar en todo su esplendor al verdadero artista paraguayo.
Si hablan con algún literato ortodoxo o con un músico de prestigio o con los teatreros cool, es muy probable que coincidan en que el paraguayo luego es apático; para decirlo francamente, un tavy que no se interesa por la cultura. Un pobre que no va luego al teatro, no apoya a los artistas nacionales y menos comprar un libro. ¡Es tan haragán que ni siquiera tiene el hábito de la lectura!
"Para qué vas a hacer una película, si el paraguayo no quiere luego ir al cine" "Para qué sacar un disco, si nadie te va a comprar y no hay luego apoyo" son algunos de los plagueos que es común escuchar en los artistas quejones.
El fenómeno 7 Cajas fue como un valde de agua fría para muchos ya que demuestra lo contrario, o sino ¿Cómo explicar el tremendo éxito de taquilla que está teniendo la película, que va camino a ser la más vista en Paraguay de todos los tiempos, superando al Titanic de Cameron o los aplausos en cada escena y la identificación plena del público con sus protagonistas?.
De un solo salto, el actor paraguayo se va a codear con sus colegas de Toronto o de San Sebastián donde es más que seguro que los llenen de halagos por su actuación. Celso, Lali y Paletita, los principales de la peli, no se parecen en nada a los actores que estamos acostumbrados. Seres privilegiados, dueños de un áurea aparte, por lo menos así se comportan la mayoría de los "artistas" que polulan el mundo under en el país; con una pedantería tal incluso sin haberse destacado nunca. Tal vez el máximo logro llegue a unos minutos en una nota con Raúl Vega para su programa de (¿humor?) ácido, mordaz, nambré. O quizás verse en una superentrevista llena de elogios hecha por un amigo periodista que forma parte también del circulo.
Estos ñembo artistas, en su mayoría chicas y chicos ricos muy bien disfrazados de bohemios que andan siempre con una máscara que se ponen al salir a la calle y muchos hasta logran parecerse (por lo menos en la pinta) a un Francisco de Asís, capaz de despreciar al señor dinero y a su séquito de beneficios, son lo que en mucho tiempo trataron de opacar a los verdaderos virtuosos.
De esta especie son los “artistas de elite” que gastan mucho dinero y tiempo en crear una caracterización desprolija y un lenguaje que los identifique; llevan consigo siempre un escenario de isopor para mirar desde arriba al espectador. Ostentan muchos recursos pero al 90% carece de lo fundamental: talento.
Talento que le sobra a “Paletita” que es un hombre criado en el mercado; no creo que hable inglés ni que sus papis le hayan pagado unas largas vacaciones con curso de actuación incluida en Buenos Aires o en Nueva York. ¡Pero es un actorazo!
Tiene un don natural que no viene con la cerveza que se compra en la mesa de Britania como muchos piensan.
Dentro suyo está el paraguayo más auténtico que es un actor en potencia. No quiere parecerse a nadie (aunque con su sombrero se parece bastante a Freddy Krueger)
Es capaz de hacer reír y llorar al mismo tiempo. Puede ser bueno y también malo. Creíblemente ambicioso y sonso a la vez. Lo mismo pasa con Celso y Lali.
Qué gusto va a dar verlos siendo reconocidos a nivel mundial.

Tengo el privilegio de ser espectador de la mejor escena no grabada de la película. Emociona verlos, después del gran salto, bajar a compartir la gloria con su gente: con la que es igual a ellos, recibiendo la ovación de todos. Incluso el aplauso envidioso de aquellos que se mueren por estar en ese lugar pero no les da el cuero o simplemente porque no se animan a bajarse de su tarima falsa de isopor para juntarse con los humanos. 

domingo, 26 de agosto de 2012

El Paraguay en 7 Cajas


                                                                     

El sol está muy, pero muy alto, como el dólar” ¡Por Dios!” es la frase subtitulada que vi y supe que algo interesante estaba por venir.
Sinceramente, de cine no entiendo ni un pito pero sí conozco (y mucho) de las necesidades, las dificultades y las alegrías que pasa la gente con la cual me siento identificado porque también soy parte de ellos.
Por eso, más allá de ser una obra de arte, “7 Cajas” es una radiografía de gran parte de la sociedad paraguaya y hace que te identifiques, te sientas parte y la sientas tuya.
Quién sufrió alguna vez la impotencia de ver a un inocente dependiendo de la insulina; padeciendo esa enfermedad que en Paraguay solamente los ricos pueden tratar, va a entender en su real dimensión el profundo mensaje social que tiene esta película.
En el mercado 4 lo que importa es la mercadería: todo y todos tienen precio.
El pobre así como el rico no tienen problemas en matar por dinero. Ahí me encantó la visión del guionista que no tuvo una mirada “cheta” que apunta el dedo sobre la pobreza y la injusticia del mercado sino que mostró la realidad: El rico que quiere más y más conviviendo con el pobre que quiere sobrevivir.
Creo que hasta ahora es la mejor descripción que se hizo de Paraguay. El país en donde los “Vivos viven de los sonsos”
Por lo menos eso fue lo que vi cuando fui a buscar a Tano, el carretillero que inspiró a Juanca Maneglia para hacer el guión. Tano usa una “musculosa” y un short parecidos a los de Victor. Todas sus compañeras mercaderas lo quieren y también tiene una novia que se llama Liz.
Fue inevitable volver a la sala de cine para ver (por segunda vez) la peli. No fue tarea fácil; conseguí boleto para las 12:30 ¡de la noche! ¡Con sala llena!
Ya me fue familiar el pasillo de venta de frutas, de medias, corpiños, championes entre otras cosas. En ese rincón del mercado, la mayoría se siente una celebridad y se adjudican el mérito de haber ayudado a los realizadores a hacer las tomas. “Yo aparecí en la película... ¿No me viste?” decía Ña Peti, una de las vendedoras que ya fue al cine a verse a sí misma.
Creo que ese fue el gusto que nos dimos todos los paraguayos: de vernos a nosotros mismos en una sala de cine. Aplaudir nuestros chistes, reír de lo sonso y lo vivo que podemos llegar a ser al mismo tiempo.
Hasta los directores se animaron al gustito de aparecer en pantalla: Tana Schémbori aparece en la solapa del Comisario y luego como doctora. Y Juanca fue más figuretti todavía y dos veces luego sale frente a cámaras como policía. ¡Con razón en una época usaba recorte cadete! (Él, vestido de caqui alza al travesti en la patrullera y es uno de los que lleva el cajón del poli fallecido)
¿Qué llevan las 7 cajas? Creo que mucho más de lo que podemos llegar a dimensionar ahora.
Gracias a esta película somos conocidos, ya somos estrellas de cine, ya besamos a Fio Migliore, por lo menos eso lo dicen las más de 80 mil personas que ya la vieron y todas al salir de la sala, sintieron que ellos mismos eran “Victor”. 

martes, 29 de mayo de 2012

Loreto (Memorias de un amor)



                                     
Cuando me fui, sabía que no había vuelta atrás. Pero, me había acostumbrado a volver y encontrarla así como la dejé.
Me invadió una alegre tristeza cuando miré por la ventanilla de un viejo colectivo, y noté que ya no quedan casi rastros  del paisaje que me hacía estremecer el corazón. Esa tierra colorada que tanto amo pronto cambiará de color, el sueño del pavimento por fin se está haciendo realidad.
El micro que tiene el andar de una carreta estirada por bueyes, lento pero seguro me estaba acercando  a encontrarme con ella y sentí miedo que llegó al pico unos 15 minutos más tarde cuando me presenté sonriente dispuesto a plantearle que por unos días seamos cómplices de vuelta, que fantaseemos con la felicidad;  esa quimérica ocurrencia de poder atajar el tiempo para soñar y jugar, los dos solos.
Loreto ya no es la misma. Me saludó con una forzada cortesía una mañana y el miedo se hizo desilusión. 
La hallé madura, ya no había rastros de aquella niña que al verme se olvidaba de todo y me regalaba toda su hospitalidad, su calor y su amor. En ningún lugar en el mundo pude experimentar tanta paz y no me resignaba a la idea de haberla perdido.
Pensé por dentro en que era bueno que haya madurado aunque debo reconocer que sufría porque caí en la cuenta que nunca más podré jugar al Yoyo con ella, como en aquellos tiempos felices.
Loreto floreció, robusteció su carácter como una niña adolescente que de golpe actúa como una mujer. Loreto me trató con indiferencia. Ya no se alegró al verme.
Con la tristeza a cuestas la miré tanto como pude con ese masoquismo que me caracteriza. ¿Qué le puedo reclamar? Si yo la dejé para ir en busca de otra vida; queriendo ser otro.  Me fui detrás del bienestar: esa idea engañosa que se presenta de muchas formas y que me echó en sus trampas; me sedujo con la falso pensamiento de que huyendo a otro lugar encontraría el fin del sufrimiento.

Me costó tragar la indiferencia con la que me trató. Quería gritarle en la cara que no me gusta su nueva forma de vestir, sus nuevas costumbres ni su disfraz de falso modernismo de adoquines mal hechos y antenas parabólicas.

La que fue testigo de mis momentos más felices, hoy me trata como un extraño. 
Aún así me quedé y traté de acostumbrarme a su desplante en esas tardes que eran tristes pero a la vez encantadoras; con esa tranquilidad parecida a un cementerio viejo, como diría un poeta.
Loreto no me dio la bienvenida con el sol radiante de su sonrisa. Prefirió ignorar mi presencia en complicidad de una tenue lluvia que maquillaba de fría indolencia su acostumbrada calidez.
Apelando a la caradurez, quise pasar por encima de su desdén y la busqué con miles de pretextos para recorrer sus calles, explorar -como en los viejos tiempos- sus rincones más exóticos, desconocidos hasta por ella misma.
La busqué en el club donde jugaba a la pelota con mis amigos, creyendo que los encontraría como en las épocas en que desde ahí hacíamos volar la pandorga. O más tarde, cuando volvía en vacaciones, donde ya podía salir de noche;  alquilábamos una silla con los amigos para sentarnos a ver bailar a las parejas al ritmo de una música tocada por una orquesta en vivo.

Me paré frente a la entrada y reparé en el cartel que está encima del portón. Loreto me miraba sin ningún tipo de interés mientras yo peleaba con la nostalgia al ver esas letras desteñidas que alguna vez fueron celestes y blancas pintadas en un cartel que a pesar de lo raído y dejado que estaba, seguía aguantando las cachetadas del viento y de la lluvia.  Me sobrevino por un instante un pequeño consuelo,  algo queda de mi lugar en el mundo: “10 de Diciembre FBC” “Propiedad Privada, prohibido pasar” rezaba el viejo cartel que no se resigna al paso del tiempo.
Quise entrar pero el viejo portón estaba encadenado y asegurado por un sucio y herrumbrado candado que a pesar de su aspecto frágil, seguía cumpliendo su trabajo eficaz de brindar seguridad.
Por más que haya intentado pasar por encima de la muralla sería en vano. Ya no encontraría a mis primos ni a los amigos de la infancia.
Pero miré por la rendija del portón y percibí que detrás de esa muralla resquebrajada se sigue manteniendo intacto ese verde brebaje donde se mezclan mis sueños y esperanzas. Loreto se mostraba aburrida con mi viaje al pasado y se puso más dura aun ignorando cada una de mis preguntas.
De alguna forma me hizo entender que ya era el momento de volver.


Me despidió una mañana con pequeños instantes de su calor tan acogedor. 
Algo me dice que cuando vuelva -si es que vuelvo a verla algún día-  ya la voy a encontrar casada con ese moderno y chusco tan famoso que llaman progreso.
Siempre digo que es la última vez que la voy a visitar pero seguro que el corazón me va a traer de vuelta, atraído por el recuerdo de aquellas madrugadas donde se podían ver todas las estrellas del cielo desde una hamaca.
 Una noche se me ocurrió regalarle “las tres Marías” y ella sonrió complaciente por mi ocurrencia. Cuando eso, acepté que ese amor es para toda la vida.
 Si es por mí, le pido matrimonio y me quedo a vivir con ella. Pero las cosas no pasan como en las telenovelas.
El tiempo, el mismo tirano que me está cambiando a mi amada Loreto, me va demostrando que a pesar de los años el amor no muere. Está en lo más profundo, asegurado por un candado maltrecho pero seguro.
Cuando ya estaba en el micro que me traería de vuelta,  rompió el silencio y con su amor maternal como para no lastimarme  me dijo casi con una mezcla de compasión y dulzura que es el momento de partir a enfrentar mi destino.
No es una despedida porque la llevo dentro de mí; en mis entrañas.
El colectivo iba a 20 km. por hora cuando la miré por última vez y me sonrió.

Fue duro el camino de regreso y también muy triste. La congoja me embriagó a tal punto que pensé que la lluvia que caía me estaba ayudando y un súbito arranque de valentía me insistía a que me baje y vuelva a pie para quedarme. 
Pero era de madrugada y el micro "La Palomita"  no se dejó intimidar por el mal estado del camino, ni por las nubes que cubrían todo el cielo postergando más aun el amanecer. Siguió con paso firme. 
La llovizna se hizo vendaval y la tierra colorada mudó en un fango peligroso. Ya se había embarrado la ruta, ya no había vuelta atrás.

"La Palomita" me dejó en la terminal cuando amanecía en Concepción. Pronto saldrá el bus que me lleve de regreso. Pensé por última vez en Loreto. La lluvia ya había parado y deseé con toda el alma que vuelva a salir el sol.

jueves, 3 de mayo de 2012

El tiempo: Un efecto fugaz




Eso de ser un mita´i curioso no era muy bien visto por mi entorno familiar; que con sus raíces rurales (Que por cierto, tengo orgullo de llevarla) asociaba el hábito de la pesquisa directamente con el morbo (en algunos casos tenían razón en prohibirme que revise las cosas)
Pasaron los años y ya en pleno éxodo hacía la capital, seguí con la misma maña. Aunque, por la precariedad de aquellos primeros tiempos de mi vida en Asunción, no había mucho que explorar.
Fue en la casa del tío Pedro que se volvió a apoderar de mí ese instinto por descubrir, vaya saber uno qué...
Ellos no estaban en la casa cuando revisé su caja de casetes. Una colección impresionante de música que para mí, en ese momento, era inalcanzable.
Tenía 10 años más o menos cuando agarré por casualidad un casete que me llamó la atención por su nombre: "El amor después del amor" 


Ni bien lo coloqué en la casetera de la "Kenwood" de mi tío, me atrapó el sonido del platillo golpeado tres veces. No pude parar hasta escuchar las historias que venían vestidas en esos elegantes acordes. Más tarde, entendí que ese disco es una joya de arreglos en donde participaron Charly García, Luis A. Spinetta, Mercedes Sosa, Andrés Calamaro...


Yo sé que Fito tiene muchos detractores pero ante este disco es muy difícil no rendirse y aceptar que es una obra maestra. 
"Tu amor cambió mi vida para siempre, para lo que fue y será" salía de "Tumbas de la Gloria" y yo en ese momento no entendía mucho de amores, pero me gustaba la frase. Hoy en día, por alguna razón; por la "llave de Mandala que se quebró"; por los "astros que se rieron otra vez", esa frase tiene total sentido en mi vida.


Un poco antes de la dulce voz de Spinetta  que hablaba de "algo que tienen esos años" se escucha otra voz potente, furiosa, ya sin  pétalo de sal, reclamando por 200 chicos que mueren sin su AZT. ¡Qué combinación! 
¿Qué hay después del amor? "Muerte, hambre, vanidad: muerte lenta. Hay dolor, hay sufrimiento. El amor es un perfume que lleva al dolor; abre heridas y al mismo tiempo las cura. Eso me llevó a descubrir este narigón malhumorado. Qué hay amor después del amor.


Y bueno, como dice una de mis preferidas "El tiempo es un efecto fugaz" tan fugaz que ya pasaron 20 años desde que estos temas salieron a la luz. Y eso había que celebrarlo.
Una gira mundial se anuncia desde junio. Comienza el 2 de ese mes en Santiago de Chile. Y según, dicen, Paraguay está en la hoja de ruta. 
Ojalá sea así, porque muy pocas canciones se pueden dar el lujo de no perder la belleza y la elegancia 20 años después y eso hay contemplarlo. 




Ese concierto, seguramente, formará parte de las cosas que no voy a olvidar, jamás.






domingo, 25 de marzo de 2012

¿Querés ser una celebridad? Hacete puto

En estos días con mucho asombro leí en la versión digital de "La Capital" de Rosario (el diario por el cual la hinchada grita gol los lunes) que dos paraguayos eran protagonistas de la nota principal, con un destaque sospechoso. Se hablaba maravillas de ellos.
¿Una crónica sobre Arsenio Erico y de Chilavert? ¡No! Arnaldo André, entonces... ¡Tampoco! Ustedes se preguntarán de quiénes podrían hablar bien los curepas.
Bien sabemos que los "hermanos" argentinos no son regalones de elogios ni de buena onda, tratándose de los paraguayos que si llegan a salir en un medio de ashá es por algún asalto o alguna pelea en la Villa 31, en fin...
Los muchachos de los que estoy hablando consiguieron lo impensado. No sólo que los vecinos hablen maravillas de ellos en los medios sino que fueron tratados como verdaderas personalidades. 
¿Qué hicieron? se preguntarán ustedes. Tal vez son los herederos de Roa Bastos que fueron a presentar una obra maestra que motivó la presencia de la mismísima Intendenta de la ciudad. O tal vez son artistas que están mostrando al mundo la belleza de nuestra cultura como lo hiciera Luis Alberto del Paraná que deslumbró hasta a la corona británica con su voz.
Estos muchachos demostraron que no hace falta tanta parafernalia cultural ni mucho esfuerzo para conquistar a la exigente sociedad argentina. A ellos les bastó con ser putos. Si, ser la primera pareja homosexual extranjera que se casa en Argentina, les valió por poco ganarse las llaves de la ciudad como visitantes ilustres.

"La pareja conformada por Simón Cazal y Sergio López se convirtió este mediodía en el primer matrimonio igualitario internacional que se realiza en Rosario. La unión de dos ciudadanos extranjeros, en este caso de nacionalidad paraguaya, fue posible por la existencia de una resolución de la provincia que tomó como válido el domicilio declarado por los turistas al ingresar al país.
El enlace formal ocurrió pasada las 11 de la mañana en el Registro Civil del Distrito Centro y contó con la presencia de la intendenta Mónica Fein" Dice parte de la nota en el diario argentino con fotogalería incluida mostrando a los recién casados vestidos de "paraguayitos" con la faja y la camisa de ao po´i.
Afuera del registro civil en medio de una lluvia de arroz, esperaban un grupo de periodistas con las cámaras listas para que toda Rosario y el mundo conozcan a los ilustres visitantes que recibieron honores por parte del Concejo Municipal.
¿Por qué tanto homenaje? ¡Hasta un regalo le dieron!
Yo sé que te vas a sentir como... vos que soñás con ser conocido y ya probaste de todo: yendo al casting de Rojo y a cuantos realitys haya; practicando fútbol a todo dar. 
Dejá de estresarte y de soñar. Estas perdiendo tu tiempo, mi cuate. Hacé lo más fácil, seguí la tendencia: hacete puto.

viernes, 10 de febrero de 2012

El poeta bendito



Es muy común que en estos días, muchos empiecen a conocer la obra de Luis Alberto Spinetta. He visto por ahí fanáticos desaforados de “El Flaco” luego de ver las noticias en las cadenas de noticias argentinas.
Es natural. La muerte tiene esa curiosa manía de transformar lo bueno en maravilloso y hacerle a un lado a lo malo. (Hasta ahora no conozco a un muerto malo, por más hijo de puta que haya sido)
No soy un “Spinettiano” de la primera hora ni mucho menos. No llego a la veneración que suelen regalar los fanáticos pero debo admitir que me pesó la muerte de este poeta del rock.
Aunque muchas de sus melodías me parecen demasiado rebuscadas, Spinetta dejó una marca que no se va a olvidar nunca más.
Lo que me llamó la atención siempre, fue la sabiduría de este tipo. Cuando el Flaco hablaba, parecía que ya había preparado un siglo antes cada frase, cada palabra.
Escuchando “Artaud” de Pescado Rabioso, uno de los mejores discos que descubrí en mi vida, me di cuenta que la grandeza de Luis Alberto sobrepasa (pero rebosa luego) lo artístico. Es un poeta comprometido.
Prueba de ello es el temazo “Todas las hojas son del viento” que abre el disco. Un himno a la vida que debería ser cantado más fuerte que nunca en un tiempo de tanta violencia: de tanta muerte, guerras. Tiempo de destrucción, en donde la ironía y la incoherencia humanas se hacen un festín con gente que hacen manifestaciones: Un día a favor de Green Peace, piden desaforados que paren con la matanza de animales. Otro día, en la calle exigiendo la despenalización del aborto.

“Cuida bien al niño,
cuida bien su mente.
Dale un sol de Enero,
dale un vientre blanco,
dale tibia leche de tu cuerpo”

Son los primeras racimos de flores que brotan de la canción, inspirada por la misma musa que hizo posible que existiera “Muchacha ojos de papel”.
Cristina Bustamante, se llama la ex novia del flaco que venía con la noticia que estaba embarazada…¡De otro hombre! La leyenda cuenta que fue a pedirle a Luis Alberto que la ayude a abortar al bebé y él le contestó como sabe hacerlo: Con poesía…

“Hoy que un hijo hiciste,
cambia ya tu mente,
cuídalo de drogas,
nunca lo reprimas,
dale el áurea misma de tu sexo”.

Spinetta se despedía así de un gran amor. El primer amor, el de la adolescencia, que en ese momento estaba como una hoja seca y a quien él le devolvió la vida con la luz de su poesía: la luz del sol.
Hace poco, la ex novia fue entrevistada por un medio norteamericano. La foto que acompañaba a la nota, mostraba a una mujer feliz con sus nietos. Ella decía –entre otras cosas- que el flaco había sido el primero en muchos aspectos en su vida.  De alguna manera, esos niños que salen tan alegres en la fotografía, también vieron la luz del sol, gracias a una canción.
Más allá de razones religiosas, místicas o filosóficas, que lastimosamente suelen embarrar la cancha, rebajando el respeto por la vida, a una lucha de caprichitos ideológicos; en mi humilde opinión, el mundo perdió a uno de sus más nóveles hijos acá entre los mortales.
Un hombre comprometido que por 62 años hizo para nosotros, con mucha generosidad, de corresponsal: un cronista que contaba cosas del cielo para gente que vive en la tierra. 

lunes, 2 de enero de 2012

Todo tiempo pasado fue mejor


En este comienzo de año me puse nostálgico y quería recordar con ustedes esos dibujitos que marcaron parte de mi infancia. Volverlos a ver me trajeron a la mente una serie de recuerdos lindos.

Denver, el último dinosaurio.

El primero que me viene a la mente es Denver, el último dinosaurio. Realmente, su argumento era medio argel: Un grupo de chicos encuentran por casualidad un huevo de dinosaurio; después de un tiempo del huevo aparece un dinosaurio y ellos lo llaman Denver.  Los personajes eran Mario, Wally, Jeremy, Shades y otros.




El jinete Sable y los Comisarios Estrella.
Esta serie sí que me impactó. Eran comienzos de los 90 cuando me volví fanático. Me acuerdo que lo pasaba canal 9, los sábados por la mañana.
Demasiado bien me acuerdo que mi ídolo era el Bólido y me pasaba dibujando en un cuaderno un auto parecido al suyo. En ésa época recuerdo que hasta llegué a confundir un avión con una nave parecida al “Ariete”.



 

Cops

Imposible olvidar esos capítulos del escuadrón de policías y su lema: “Es hora de combatir el crímen”. Algunos de los personajes que me quedaron en la memoria son: Antibalas Barricada, Maza y Vaquero.
 







Sibert, la foca

Bueno, yo sé que es un poco maricón mirar este dibujito pero no puede faltar en la lista. Me acuerdo que demasiado quería para mi moto que ande en la nieve.






Los supercampeones
Los Supercampeones llegaron a mi vida cuando estaba en la escuela por la mañana. Recuerdo que en los exámenes finales, entregaba a toda p… mi prueba para alcanzar a ver un capítulo que duraba media hora nada más.
Las versiones que vinieron después fueron buenas también pero no superan a la primera donde la cancha estaba en un cerro y para meter un gol tardaba mínimo tres capítulos…



Los motorratones de Marte

Mi espíritu motoqueiro se intensificó más cuando empecé a ver este dibujito… 



 

Dinoplatívolos…

Cómo olvidar al grupo de dinosaurios evolucionados intergalácticos que viene a la tierra desde el planeta Reptilon. No sé si era más bueno jugar al Family o mirar esta serie.



Los Caballeros del Zodiaco


La infancia de muchos de nosotros no habría sido igual sin la aparición de esta serie animada. Mi amigo de la infancia y vecino, Richard tenía los muñequitos originales de MATTEL. El también fue el único que quiso ser Andrómeda, el rosadito.


 

Yo sé que faltan muchos en la lista pero éstos dibujitos fueron los que más me gustaron a mí. En la lista tentativa también estaba “Cocomiel” que daba en Magic Kids pero cómo ya puse el de la foquita, me pareció que ya sería sobredosis de rosado.